Queridísimo pueblo: Nunca osé poner mi firma en la prensa: así al hacerlo hoy por vez primera, ¿A quién sino a ti he de dedicarte mi trabajo, si tú eres la madre tierra, síntesis de aquella cariñosísima madre que me dio el ser y me colmó de caricias hasta el momento de volar al cielo? ¡Si tú eres la que a semejanza de aquella equilibraste mi tierno ser, y merced a tu aire puro y sano constantemente embalsamado con frondosa vegetación y a tus puras y |
cristalinas aguas me constituiste en forma tal que resistiese los continuos embates de la vida! Si tú eres, en suma, la que con tu trato sencillo y saturado de honradez has sabido despertar en mi alma la conmiseración al desgraciado, la ayuda al desvalido, el cariño y respeto a mis mayores, la abnegación por mi familia, recibe, pues, queridísimo pueblo, esta muestra de cariño que te da el más inútil de tus hijos.
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